MANUEL TRILLO DE LEYVA

1967

Salón de Actos de la Escuela T. Superior de Arquitectura

Av. Reina Mercedes. Sevilla.

Manuel Trillo de Leyva,
José Garrido Molina

1967

Salón de Actos de la Escuela T. Superior de Arquitectura

Av. Reina Mercedes. Sevilla.
Manuel Trillo de Leyva,
José Garrido Molina

Proyecto de Salón de Actos de la Escuela de Arquitectura de Sevilla

Manuel Trillo y José Garrido. Alumnos de Arquitectura.

Concurso. 1967

En marzo de 1966 la Dirección de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, en colaboración con los autores y directores del proyecto de nuevo edificio destinado a Escuela, convoca entre los alumnos concurso de proyectos de «decoración» del Salón de Actos. El jurado está integrado por profesores de Proyectos de la Escuela. Por unanimidad acuerdan conceder el premio, que lleva aparejado la dirección de la obra, al equipo formado por Manuel Trillo y José Garrido, por entonces alumnos de quinto y cuarto curso de carrera, respectivamente.

El Salón de Actos debía tener un uso míltiple: conferencias, proyecciones, teatro, música, asambleas, etc. Se suministraba el volumen, su estructura y construcción. Se trataba de realizar un proyecto de acondicionamiento a los distintos usos. Con el diseño de todos los elementos a introducir en el cajón, tratamiento exterior, solución de accesos y comunicaciones, así como el diseño o elección del mobiliario (esto último sería posteriormente impuesto).

Aunque el tema en cuestión, tal como estaba planteado no parecia muy ortodoxo, se intentó con la capacidad de reacción que muchas veces sólo se posee de estudiantes y conscientes de lo que podía suponer precisamente un Salón de Usos Múltiples de una Escuela de Arquitectura, abordar el proyecto como una antítesis en su proceso y expresión de los edificios destinados a enseñanza que por aquella fecha se estaban construyendo en Sevilla (Escuela de Arquitectura, de Aparejadores, de Ingeniería Industrial, etc…). Las experiencias inglesas en estos edificios parecían estar aún muy lejos. Los techos de hace casi cincuenta años de Gropius o Mies Van der Rohe no parecían ser muy familiares. La aportación ética del detalle de un techos acústico a base de una trama metálica de angulares en frio, de unas cerchas metálicas vistas, del despiece de unas paredes de corcho, de unos conductos de aire acondicionados vistos, o de un sistema de iluminación, todo ello ordenado e integrado en unas mallas espaciales, como simbolo de reacción a los posibles decorados de cafetería, que se podían presentar, como de hecho ocurrió, animaba a los autores en la idea de la necesidad de concursar.

Se abordaron los problemas de acondicionamiento acústico, que dificultado por las múltiples posibilidades de uso, llevaron a la solución de concebir una sala «sorda», dentro de las posibilidades, mediante una gran absorción acústica en paredes y un techo que produjera las suficientes interferencias a la propagación de las ondas sonoras para evitar posibles ecos. Con un sistema de megafonía con emisores de pequeña potencia se podría atender mejor los diferentes requerimientos sonoros.

                                                    (Publicado en la revista Arquitectura).

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